No todo el mundo lo sabe, pero lo cierto es que el mercado ofrece fórmulas de financiación alternativas al crédito bancario. Una de estas herramientas es el Private Equity o Capital Riesgo. A través de esta actividad inversora, un operador especializado pasa a hacerse con el control de acciones pertenecientes a empresas que, sin cotizar en bolsa, necesitan recaudar fondos para iniciar un proceso de expansión y crecimiento. Al final del plazo establecido para la conclusión de dicho proceso, el inversor monetiza su aportación más el interés previamente establecido. Este tipo de inversión, que puede llegar a suponer el 100% del capital social de la empresa participada, se realiza en compañías ya establecidas que pueden operar en cualquier campo de la Economía.
No sólo financia
El rol del operador en un proceso de Private Equity no se limita a aportar recursos financieros. Suma también un conocimiento y experiencia profesional necesarios para la consecución de la idea de negocio planteada con su participación en el Consejo de Administración. Eso sí, dejando la operativa y dirección del proyecto al inversor emprendedor.
Private Equity, ¿para el medio o para el largo plazo?
La financiación de un Private Equity suele comprender entre 5-8 años, por lo que suelen interesar a fondos especializados, con más experiencia en afrontar inversiones a largo plazo en el capital social de las empresas.
Fases de un Private Equity
Todo comienza cuando un grupo de profesionales especializados detecta una empresa –e, incluso, un sector- en el que una inversión puede producir un interesante retorno en forma de beneficios. Es éste el momento en el comienza la fase de captación de fondos, los cuales deben acabar sumando la suficiente masa crítica como para poder afrontar la inversión marcada.
Durante la segunda fase de un Private Equity, el inversor proporciona los recursos financieros contra una participación en el capital de la empresa que se financia. Los recursos comprometidos se van aportando, por fracciones, durante el tiempo estipulado.
Por último, la tercera fase de un Private Equity viene marcada por el momento en el que el inversor abandona, con su correspondiente ganancia, el capital social de la empresa participada.
Diferencias con el Venture Capital
El VC es una operación financiera en donde una entidad aporta capital a una empresa que tiene un alto potencial de crecimiento, pero elevados niveles de riesgo. El inversor también pasa a tener un puesto en el consejo de administración. El VC no puede movilizar el capital por un tiempo mínimo de cinco años.
Las entidades Venture capital invierten casi siempre en empresas de tecnologías, las Private Equity invierten en cualquier tipo de industrias, siendo las cuantías invertidas superiores en el segundo caso. El porcentaje de control en el primer caso no suele superar el 30% mientras que en el segundo es del 100% normalmente.
El retorno esperado en un Private Equity suele ser de un 40% mientras que un Venture Capital espera obtener entre un 12% y un 20%.