El pasado 5 de mayo se publicó la convocatoria conjunta del Consejo General de Economistas de España y del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España, del examen de aptitud profesional para la autorización del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas e inscripción en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC).
Con respecto a convocatorias de años anteriores, el examen ROAC 2023 incluye cuatro importantes novedades:
- A partir de ahora el examen se convocará cada año, en lugar de tener una periodicidad bianual, como ocurría hasta ahora.
- No habrá un solo examen. La prueba se dividirá en dos bloques: uno de cuatro horas y otro de dos.
- Cada uno de las partes del examen será liberatoria. De este modo, el aspirante que apruebe, por ejemplo, contabilidad, quedará liberado de esta materia y podrá centrarse en las siguientes. Esto quiere decir que, de no aprobarse una parte del examen, la parte aprobada se guardará para la siguiente convocatoria.
- Quienes decidan presentarse no tendrán que mostrar al ICAC el expediente del examen -un trámite bastante farragoso- cada vez que decidan optar a la prueba. Se está estudiando, para un futuro próximo, poder hacer la prueba con ordenador y no de forma manual.
Con la adopción de estas medidas, España se homologa con lo que se está haciendo en otros países de nuestro entorno. Además permite, sin bajar el nivel académico, hacer más atractiva la profesión a las nuevas generaciones de auditores.
Unos cambios para animar a los jóvenes a ser auditores
Desde las empresas auditoras, tanto con rango de multinacional como de pequeño despacho, se lleva mucho tiempo avisando a gobernantes, y reguladores, sobre la caída de las vocaciones para convertirse en auditor.
Tanto desde los años de Universidad, como desde cuando dan los primeros pasos como verificadores de cuentas, los posibles candidatos a auditores, a la hora de decidir su futuro profesional, no suelen tener esta profesión entre sus preferencias.
El Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) es, en España, el organismo oficial que agrupa, a nivel nacional, a todas las empresas auditoras y a los auditores. Estar inscritos en este registro, capacita para la realización de informes periciales de carácter contable, económico o de auditoría de cuentas.
Para figurar en este exclusivo listado, además de disponer de la correspondiente titulación universitaria -en carreras de Económicas y Derecho- y contar con una experiencia laboral de tres años (dos de ellos trabajando en labores de auditoría), hasta ahora había que aprobar un examen práctico que duraba seis horas, que se convocaba cada dos años y que era conocido por su dificultad. Tal es así esto último, que la prueba tan sólo la superaba una media del 30% de los candidatos que se presentaban, cuyo número, por otra parte y en pocos años, ha bajado de 1.900 a apenas quinientas personas.
Los cambios recientemente introducidos pretenden allanar, al menos en parte, este camino.
¿Por qué los jóvenes ya no quieren ser auditores?
Tanto si se pregunta a responsables de las Big Four como si se hace en consultoras de menor tamaño, o en el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), las respuestas a porqué cada vez menos jóvenes quieren ser auditores van a ser coincidentes.
- Factor demográfico: cada vez nace menos gente, por lo que el número de candidatos a auditor también desciende. En este caso, la llegada de auditores procedentes de América Latina remedia, parcialmente, el problema.
- Factores culturales y económicos: a diferencia de lo que ocurría en el pasado, la auditoría de cuentas ha dejado de ser la opción preferida de los mejores expedientes de carreras económicas y jurídicas. Además, y según los expertos, las universidades no trasladan de forma adecuada a los estudiantes las oportunidades que surgen en la profesión de auditor de cuentas.
- Dificultad para retener el talento: tal y como está estructurado el calendario de formulación y aprobación de cuentas, los profesionales se encuentran con fuertes puntas de trabajo en determinados meses del año, algo difícil de compatibilizar con el estilo de vida que desean tener.
- Continuo cambio de normas y aumento de la carga de trabajo: el trabajo de auditor de cuentas se encuentra sometido a continuos cambios normativos, lo que aumenta, de forma constante, la carga de trabajo de los auditores.
Además de los cambios en el examen ROAC, enumerados al comienzo de este contenido, el sector ha puesto sus esperanzas, acerca de un cambio de tendencia en el actual descenso del número de candidatos a ser auditor, en una reciente novedad normativa: la nueva regulación referida a los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo por sus siglas en inglés). Es evidente que, al tocar aspectos ambientales y sociales, las auditorías en este campo no son tan áridas como las que tratan meros aspectos contables… lo que, se espera, despierte el interés de más personas por convertirse en auditor de cuentas.
Una buena parte del sector de la auditoría –frente a otra que se resiste, aún, al cambio- está tratando de seducir a los más jóvenes para que quieran trabajar como auditores. El objetivo de todos es explicar a las nuevas generaciones, en un lenguaje que entiendan y utilizan, porque la auditoría puede ser tanto una vocación como una profesión de futuro. De hecho, hay muchas auditoras que ya han empezado a comprender que, si quieren atraer talento, son ellas las que tienen que cambiar y comenzar a utilizar un lenguaje que hable de auditorías 2.0, 3.0, 4.0… Quien no se renueve, no sobrevivirá.