Como casi siempre que en la vida se presenta una disyuntiva, la respuesta podría ser “las dos”. O mejor: “depende de las circunstancias, de lo que se busque o de lo que se necesite”. Por lo tanto, antes de optar por una u otra, habrá que empezar por saber que son. Pues bien, cuando se habla de adquisición y fusión de empresas nos estamos refiriendo a dos procesos, legales y administrativos, diseñados para impulsar el desarrollo de una empresa.
Qué son
En ambos casos pues, el objetivo con el que se plantea una fusión o una adquisición de empresas es el mismo: multiplicar dimensión, alcance y capital de la compañía en cuestión de cara a liderar su mercado de actuación y/o defenderse de la competencia. A partir de aquí, la definición de uno y otro concepto toman caminos diferentes. Con respecto a la fusión, estamos hablando de una estrategia de crecimiento empresarial que implica la suma de dos compañías para dar lugar a una nueva. Aunque no tiene por qué ser siempre así, lo normal es que la integración no sea equitativa, sino que una de las empresas tenga más peso que la otra en la entidad resultante.
Por el contrario, si hablamos de adquisición, lo hacemos para referirnos a la compra –de parte o del total del accionariado- de una empresa sobre la otra. En este caso, evidentemente, la parte compradora adquiere el control sobre la comprada.
Elegir entre fusión y adquisición
Como decíamos al principio, escoger entre fusión o adquisición vendrá motivado por las circunstancias o, más bien, de lo que se pretenda o necesite. En este sentido, podríamos hablar de tres modalidades de fusión:
- Fusión pura: dos empresas se fusionan para crear una entidad nueva y distinta.
- Fusión parcial: una empresa es absorbida por un grupo de empresas. En este caso, la absorbida cambia de personalidad jurídica, mientras que el conglomerado empresarial no lo hace.
- Fusión por absorción: en este caso, una de las empresas adquiere una parte del capital de la otra, manteniendo cada parte su personalidad jurídica,
Sobre las adquisiciones, lo normal es que se produzcan cuando una compañía quiere crecer, o desarrollar un proyecto, y no dispone de recursos financieros para afrontarlo. Entonces, se recurre a otra empresa como modo de financiación. Es lo que se conoce como apalancamiento que, como ocurre en la física, consiste en utilizar una “palanca” para conseguir, con mayor facilidad, lo que de otro modo implicaría un esfuerzo mayor.