Cómo se valora una empresa en la era digital

En los años 20 del siglo XXI la sociedad ya ha entrado de pleno en la era digital… y, las empresas, evidentemente, no son ajenas a ello. Es más, en este concepto, la propia valoración económica de las compañías obedece a un gran número de variables asociadas a los nuevos tiempos. Tales variables pueden ser financieras o no. Estas últimas son los llamados activos intangibles.

¿En qué se basa el cálculo del valor de una empresa?

Para responder a esta pregunta, lo primero que se debe tener en cuenta es que las empresas con un mayor nivel de capitalización de mercado son entidades que, además de estar estructuradas en torno a tecnologías de la información, lo están –y sobre todo- en torno a todo un conjunto de activos intangibles. Es decir, el dinero o la maquinaria que utiliza una empresa para su actividad son activos tangibles, mientras que el reconocimiento o el valor de la marca sería un activo intangible. También lo son marcas comerciales, patentes, software y tecnología propia, contratos y acuerdos comerciales, relaciones con clientes y proveedores, habilidades especializadas de los empleados, reputación y prestigio de empresa, derechos de explotación de franquicias y licencias…

La inmensa mayoría de estas empresas no sólo pertenecen al ámbito tecnológico. También son compañías que tienen una valoración estrechamente ligada a lo que el inversor espera de ellas.

Puede que muchas de las compañías que podríamos llamar de crecimiento estén en fase de pérdidas contables y con la previsión de no obtener beneficios en varios años. Sin embargo, su valor de mercado no está asociado a su momento presente, si no a la previsión que tienen los inversores sobre la certeza de ver importantes flujos de efectivo en pocos años. Por el contrario, industrias tradicionales que están obteniendo importantes beneficios en la actualidad, ven como su cotización se mantiene estable e, incluso, cae.

Para hacer estas previsiones, los inversores se basan en análisis que subrayan la solidez y peso de los activos intangibles, activos que ni se miden ni se contabilizan por su valor de mercado sino por su valor cualitativo. En esto, por ejemplo, incide mucho que la compañía disponga de personal altamente cualificado relacionado con áreas que los inversores consideran de futuro.

El valor de una empresa está más relacionado con la generación futura de efectivo que con definiciones patrimoniales convencionales basadas en el valor de los activos de una organización.

El papel de las agencias calificadoras

Una agencia calificadora, o de calificación de riesgos, es una firma que, por cuenta de un cliente, califica ciertos productos financieros o activos. Este cliente puede ser una empresa, un Estado, un gobierno regional… Hoy en día, estas agencias calificadoras disponen de herramientas que permiten hacer una adecuada valoración de los activos intangibles.

Para realizar una correcta valoración de una empresa, las agencias calificadoras trabajan tanto en la depuración de activos como en la identificación de obligaciones que no suelen estar identificadas en los estados financieros. Esta última ausencia suele estar relacionada con la propia aplicación de criterios técnicos por parte de los expertos encargados de la valoración de estos estados financieros. O, también, por corresponder a riesgos que, aunque aún no se hubieran materializado en el momento de la redacción del propio estado financiero, podrían hacerlo en un futuro próximo, en el caso de que se presentaran ciertos eventos que podrían afectar, de manera significativa, a la situación financiera de la entidad.

Determinar ingresos futuros a partir de estados financieros incompletos

Esa es la clave. Que la entidad calificadora pueda determinar la capacidad de una compañía de generar ingresos futuros pese a que sus estados financieros tan sólo reflejen hechos económicos acaecidos en el pasado.

Para suplir estas carencias, lo que suelen hacer las compañías calificadoras es hacer uso de proyecciones. En este caso, siempre habrá que tener en cuenta que la credibilidad de estas previsiones será menor cuanto mayor sea el alejamiento del momento presente. Por este motivo, las técnicas convencionales de valoración de empresas basadas en flujos de efectivo sugieren limitar las proyecciones a un par de años.

Las metodologías de valoración en la era digital

Las expectativas de crecimiento para los dividendos de una compañía, en general, se hacen cada vez más conservadoras porque las ventajas competitivas que distinguen a una empresa de la competencia no tardan en ser emuladas y, con frecuencia, a un menor costo de producción. Además, en la actualidad los cambios del entorno son cada vez más acelerados y disruptivos. De hecho, son sorprendentes las habilidades demostradas por muchas empresas para copiar los atributos distintivos de los productos ofrecidos por las firmas líderes de su sector.

Esto significa que las expectativas de crecimiento –para efectos de valoración de empresas– deben ser realistas, considerando que ninguna organización puede crecer a un ritmo vertiginoso por tiempo indefinido. Por lo tanto, una vez más, volvemos a la valoración de los valores intangibles como elemento más sólido a la hora de prever, más allá de situaciones puntuales de mercado, como el éxito de un  determinado producto, el mantenimiento de un crecimiento consolidado en el tiempo para una empresa.